Creo que aquí hay un tema de semántica importante. Lamentablemente hay una tendencia a dar connotación negativa a la palabra jefe, para contraponerla a la palabra líder, como el opuesto positivo. Al final, un buen jefe es un buen líder, y lo contrario también se puede dar. Los jefes que hacen muy bien su trabajo, es porque son auténticos líderes, que se han ganado su posición dignamente, que los equipos o grupos donde se desempeñan como jefes, obtienen resultados de manera óptima. También hay líderes pésimos, que pueden tener capacidad de enganchar pero cogean de alguna pata que desmorona y no da consistencia a su capacidad de enganche.
Me gustaría que se eliminara el paradigma que se ha generado al rededor de la palabra jefe pues no pasa nada con la palabra. Con lo que sí realmente pasa es con la gestión y el trabajo que realice esa persona que tiene equipos a su cargo. El nombre es lo de menos. Pongamos el foco en la acción, en lo constatable, en lo que se puede confirmar. Se dice que el jefe es el que tiene poder por designio, y el líder el poder le viene otorgado por el colectivo que le sigue. Un jefe se puede ganar a pulso el respeto, la autoridad y la consideración de su equipo, cimentando su jefatura sobre un liderazgo efectivo.
Rompamos los paradigmas semánticos y abramos la mente. Un jefe puede ser un excelente líder y punto 😉