La felicidad de las personas en un tema individual, actitudinal y mental. Las empresas no tienen obligación de «dar felicidad» a sus empleados, pero sí de generar espacios, tareas, relaciones, proyectos que contribuyan y «mantengan» esa sensación tan satisfactoria como lo es la felicidad. Cada vez son más las organizaciones que se embarcan en la maravillosa aventura de estar atentas de la felicidad de su gente porque han constatado cómo la productividad aumenta cuando tienes a un trabajador contento; aun sabiendo que es un tema muy personal, también saben que formamos sistemas, cuyas partes están interrelacionadas y se impactan unas a otras. Luego de unos cuantos años trabajando con, por y para las personas, podría decir que para propiciar la felicidad entorno laboral, las empresas deben saber que hay generaciones diferentes con necesidades diferentes y que cada persona merece ser considerada desde su individualidad para luego lograr un aporte colectivo. Si me tengo que decantar por algunos aspectos para propiciar la felicidad, creo que destacaría que las personas necesitan:
- Sentir que se realizan, aportan y se desarrollan.
- Saber que forman parte de algo que es más grande que ellos.
- Conocer hacia dónde van.
- Escuchar lo que se espera de ellos, así como la percepción que se tiene de su trabajo.
- Trabajar en un entorno cordial y respetuoso; en muchos casos, que dé seguridad (aunque cada vez esto se vuelve menos importante en las nuevas generaciones).