Hoy voy a dedicar este artículo a compartir con ustedes una historia que me ha marcado:
Relata un cuento zen que en un monasterio había un discípulo que desafiaba siempre a su maestro. Cierta vez, ocultando a sus espaldas a un pájaro que sostenía en las manos, el discípulo se paró desafiante ante el maestro y le preguntó: «Maestro, aquí detrás de mí tengo un pájaro. Dígame usted que lo sabe todo: ¿está vivo o está muerto?». (De tal modo, si decía que el pájaro estaba vivo lo ahorcaba y si decía que estaba muerto abriría sus manos y lo dejaría volar.) El maestro lo miró a los ojos con respeto y compasión, respiró profundamente y con mucho amor le respondió: «Eso depende de ti ¡La solución… está en tus manos!». (Historia del libro: El arte de soplar brasas, Leonardo Wolk).
¿Estamos conscientes de que en nuestra vida, solemos tener siempre el pájaro en nuestras manos y somos nosotros los que decidimos qué hacer con él?
Una historia ligera pero que llega muy adentro por su profundidad, cortita pero que daría para una larga discusión.
Aquí la dejo, con la genuina intención de que resuene en cada uno como mejor toque… A mí, particularmente, me deja esta moraleja: «Somos responsables de los desenlaces de las historias que nos acontecen».
Feliz verano y a disfrutar, que la vida del pajarillo depende de nosotros 🙂