Aunque pareciera evidente la elección que haríamos en nuestra respuesta a la pregunta que se expone en el título de la entrada de hoy, creemos que es interesante profundizar un poco en cómo llegar a la decisión de lograr tener con las personas que trabajamos un “compañerismo productivo”. Y es que muchos de los que hemos pasado por entornos organizacionales nos hemos encontrado con personas que tienen formas “extrañas”, para no usar una palabra que pudiera ser despectiva, de actuar.
Muchos de nosotros, hemos visto, padecido o incluso hemos sido los ejecutantes, de tratos, por parte de (o con) “compis” de trabajo, no del todo honestos, que buscan el propio beneficio a costa de el del otro, que son capaces de dejar mal a alguien con tal de ellos quedar bien, que son de aquellos que adulan muy bien pero trabajan muy mal. Lo más preocupante no es que estas personas tengan estas actitudes desleales y que le chirrían a cualquiera que tenga valores profesionales tales como la responsabilidad, el compromiso, el respeto; lo que si preocupa realmente, es que estas personas lleguen a altos cargos y logren apoltronar su mediocridad. Estas sí que son amistades peligrosas y no el dúo musical que formaban por Cristina del Valle y Alberto Comesaña 😉 Sabemos perfectamente que a estas personas, muy difícilmente, las consideraríamos amigos, pero definitivamente hay que convivir con ellas y ser conscientes de que el impacto que tienen sobre nosotros, en un porcentaje muy elevado, va a depender de nuestra actitud; el otro porcentaje dependerá, principalmente, de la calidad de líderes (jefes) que tengamos y los valores de la organización donde trabajemos. Entonces, como en nuestra actitud sí que podemos influir más fácilmente que eliminar de la faz de la tierra las “amistades peligrosas”, cambiar de jefe o de empresa, veamos cómo debe ser esa actitud para ser compañeros productivos, en línea con la célebre frase de Gandhi: “Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo”, adaptación: sé tú el compañero de trabajo que quisieras tener.
La actitud de “compañero productivo” es la que está orientada a las relaciones que son realmente positivas y que refuerzan el pensamiento de que vale la pena ir a currar todos los días, que ayudan a interiorizar la creencia de que, así como yo, las otras personas que trabajan conmigo quieren hacer las cosas bien, quieren hacer algo importante y que aporte, que deje aprendizaje y que haga crecer profesional y personalmente. Y he aquí la definición de “compañerismo productivo”, que en palabras más llanas y cotidianas, es el “buen rollito” que se genera con la gente que compartimos el día a día laboral, porque hay una intención real por trabajar mejor y usando óptimamente los recursos, con espíritu de colaboración, sentido de trascendencia, disposición a aprender y a enseñar, y siendo conscientes de la constante evolución en la que estamos las personas, en cada momento, en cualquier situación, haciendo lo que sea, dónde sea, con quién sea. Con una actitud alineada con esto, podremos sentirnos mejor nosotros con lo que hacemos, con quiénes lo hacemos y lograr contagiar al resto con nuestro bienestar. Aquí proponemos unas premisas que, si las vivimos, contribuirán a que nuestra actitud sustente y potencie la construcción de unas buenas y productivas relaciones entre compañeros de trabajo:
- De todas las posibilidades que pueden haber, elijo hacer las cosas bien hechas, dando lo mejor de mí, aprovechando al máximo mis recursos y los que mi empresa pone a mi disposición. Contribuyo a mi desarrollo, a que el trabajo fluya y produzca, colaboro con mis compañeros y con el crecimiento de mi empresa. Si lo hago de forma contraria, quizá mi empresa y mis compañeros se perjudiquen, pero a final de cuentas, el más perjudicado voy a ser yo;
- El trabajo que hacemos juntos, mis compis y yo, es mucho más que el trabajo que hace cada uno de forma individual y mi trabajo individual cobra un sentido trascendental cuando se une al del resto;
- Paso una parte importante de mi vida trabajando, por eso elijo aprender todo lo que pueda, tanto de la gente con la que trabajo como del trabajo en sí, y ofrecer mi conocimiento a otros por si puede ser de utilidad;
- El trabajo forma parte de lo que soy y es aquí donde desarrollo muchos de mis talentos, donde me proyecto haciendo algo, que no solamente me permite vivir y cubrir mis necesidades (económicas, intelectuales, relacionales), sino que también contribuye a que otros vivan mejor (sea lo que sea que hagamos, productos o servicios, todos, absolutamente todos, buscan mejorar en algún sentido la vida de las personas).
Puede que hayan más, pero consideramos que si tomamos estas como bandera, nos vamos a sentir mejor con nuestro entorno laboral y vamos a propiciar y a respirar “buen rollito productivo”.